.:TESTIMONIO DE ROB
Nací en Salt Lake City, Utah y crecí en la fe mormona. Fui ordenado en el sacerdocio Aarónico de la iglesia mormona, pero a finales de mi adolescencia dejé de asistir a la iglesia. Dejé de ir por causa de ciertas falacias en sus enseñanzas acerca del poder de los sacerdocios que ellos afirmaban poseer, y también por la mala manera en la que trataban a los mormones que no vivían de acuerdo a sus estándares.
Por muchos años creí que no necesitaba a Dios en mi vida, pero aún me consideraba un mormón. En 1997 decidí reconsiderar el tener a Dios en mi vida, pero debido a mis recuerdos de la iglesia mormona, decidí comenzar mi búsqueda de la verdad acerca de Dios y lo que Él tenía para ofrecer, fuera de la religión mormona. Durante los dos años siguientes, mi búsqueda me llevó por muchos caminos (incluyendo libros de autoayuda). Aún así, no fui capaz de llenar el vacío que había en mi interior.
En el otoño de 1999, mi búsqueda me llevó a una iglesia cristiana cerca de mi hogar. El asistir a esta iglesia me ayudó a darme cuenta de que aún cuando se me había enseñado desde temprana edad a creer en Jesús, nunca me habían enseñado a tener una relación personal con Él para tener vida eterna. Sólo se me había enseñado que yo tenía que trabajar para lograr llegar al cielo. El 22 de diciembre de ese año le pedí a Jesús que entrara en mi corazón para ser mi Señor y mi Salvador personal.
Desde ese momento, Dios me ha estado guiando a usar mis antecedentes en el mormonismo para guiar a otros mormones hacia el VERDADERO Jesús. Ministré a Laura, quien es ahora mi esposa desde hace dos años. Para el tiempo en que nos conocimos, ella estaba trabajando en sus comisiones para entrar al templo mormón. Dios es tan bueno, ¡¡¡¿no es así?!!! También guié al Señor a una antigua amiga que era mormona. Ella vive ahora en algún lugar en Alaska.
Comienzo el día con lectura Bíblica y oración. He encontrado que esto me ayuda a caminar más como Cristo durante el día. Debido a los cambios que Jesús ha hecho en mi estilo de vida, he tenido muchas luchas en el trabajo y con mi familia (quienes todavía siguen en la fe mormona). Pero en el año pasado, he visto un cambio de mejoría en mi trabajo y también con mi familia, cuando los visito en Salt Lake City, UT. Así mismo, veo puertas que empiezan a abrirse para que pueda compartir con otros de mi relación personal con Jesús. Jesús dijo en Mateo 7:21:
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.”
En este pasaje, Jesús está diciendo que entrar en el cielo demanda algo más que tan sólo llamarle “Señor.” Te preguntarás: ¿cuál es la voluntad del Padre? En Juan 6:40 Jesús nos dice cuál es la voluntad del Padre:
“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”
En la actualidad no podemos ver físicamente a Jesús, pero si sometes tu vida con humildad a Jesús y le pides que entre en tu corazón, Él se te revelará de una manera real y personal. ¡Esto es lo que Jesús quiso decir cuando nos mandó a hacer la “voluntad” del Padre! En Juan 6:44, Jesús continúa diciendo:
“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.”
La evidencia en tu vida el día de hoy de que el Padre te está atrayendo a Jesús, es que estás buscando respuestas a preguntas no contestadas al visitar lugares como este en la Web. Oro para que tu búsqueda sea satisfecha.
-----------------.: TESTIMONIO DE LAURA
(Nota: Laura es la esposa de Rob B.)Nací en el estado de Utah, y crecí tanto en Utah como en Nuevo México. En los años cincuentas y sesentas, misioneros mormones llegaron a las reservaciones Navajo para enseñar su fe mormona y adoctrinar a los padres Navajos con la idea de que “las familias son para siempre.” Se desarrolló un programa para enviar a los niños Navajos con familias adoptivas en Utah, donde les proporcionarían un año de educación en la escuela, además de enseñarles los pormenores de la religión mormona. Este programa fue llamado, “Programa de colocación Lamanita,” nombrado así por el pueblo “Lamanita” del Libro de Mormón, quienes, según los mormones, son los principales ancestros de los Indios Americanos.
En agosto de 1975, a los nueve años de edad, mi madre me envió a Brigham City, Utah, con una familia mormona adoptiva. Ahí fui introducida a la fe mormona pero, siendo yo de nueve años de edad, no tenía mucha importancia para mi. Aprendí acerca del Jesús mormón, el Padre Celestial y el Libro de Mormón. Me gustaba el Libro de Mormón porque me hacía especial, pues yo era una “Lamanita”. Se me dijo que los Lamanitas del Libro de Mormón eran mis ancestros y los judíos que quedaban de la Casa de Israel. Recuerdo que una vez le pregunté a mi madre adoptiva: “Si Dios tiene un padre, y su padre también tuvo un padre antes que él, ¿quién fue este padre?” Ella contestó: “No debemos hacer preguntas como esa, ni debemos cuestionar nuestra fe.”
Durante los siguientes diez años, fui lentamente adoctrinada en la Iglesia mormona. Yo era una “mormona” ¡y me sentía orgullosa de serla! Pero este pensamiento no duró mucho. Después de graduarme, comencé a trabajar y a vivir una vida pecaminosa. No me interesaba ir a la iglesia, pues la idea de tener que “ser perfecta” y “escoger lo correcto” estuvo metida en mi mente por todos esos años. Sentía que nunca podría vivir según las Normas de la Iglesia mormona y sus Enseñanzas. ¡Nadie puede ser así de perfecto!
A los 25 años, salí embarazada y me di cuenta que mi vida necesitaba cambiar y que necesitaba a Dios y a la Iglesia. En diciembre de 1999, la empresa textil en la que laboraba me pidió que me transfiriera a Nevada. Allí fue donde conocí a Rob, quien más adelante sería mi esposo. Él había sido mormón y acababa de aceptar al Jesús real en su vida ese mes de diciembre. ¡Alabado sea Dios!
Comenzamos a salir y a los dos meses nos comprometimos a casarnos, pero únicamente para embarcar en una difícil travesía con dos credos diferentes. En el verano terminamos la relación. En septiembre del 2000 conseguí un nuevo empleo en Nueva Jersey. Una semana antes de irme, me llegó una tarjeta de Rob por correo. Expresó que únicamente tenía el deseo de compartir al verdadero Jesús conmigo y que yo podía tener una relación personal con Jesús al igual que él. Le llamé y discutimos sobre este asunto justo hasta el momento de mi partida a Nueva Jersey.
Mientras me encontraba en Nueva Jersey, realmente comencé a tener dudas con respecto a la iglesia mormona. Aparte del hecho de que Rob continuó llamándome compartir conmigo acerca del verdadero Jesús de la Biblia. Oré, leí la Biblia, el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios, buscando la verdad. Mi alma literalmente estaba en la orilla del Cielo o el Infierno. ¡Necesitaba conocer la verdad!
Comencé a asistir a la Iglesia Calvary Hope (Esperanza del Calvario) la cual acostumbraba llevar a cabo reuniones para el KKK (Ku Klux Klan, agrupación racista que pregona la supremacía blanca y el odio hacia la gente de color), y sintonizaba la estación de radio local para escuchar a pastores cristianos. Me preguntaba cómo era que estos pastores sabían la verdad de Dios y yo no. ¿Cómo podía esto ser tan fácil para todos excepto para mí? El 23 de octubre del 2000 fui a una biblioteca local, y en la planta baja encontré libros acerca de ex-mormones quienes se habían salido de la Iglesia mormona. También encontré libros que exponían muchos de los problemas de la Iglesia mormona. Los leí hasta que me enfermé del estómago porque Dios me estaba revelando la maldad de la Iglesia mormona. También sentí una presencia maligna a mi alrededor y finalmente tuve que salir de la biblioteca.
Mientras conducía mi auto rentado, estaba llorando, asustada y sacudida por esta experiencia, cuando un pastor cristiano en la radio anunció cómo se podía recibir el regalo de la salvación. Detuve el auto en el estacionamiento de un teatro y llamé a mi cuñada Audra quien había aceptado al verdadero Señor Jesús un año antes. Ella respondió el teléfono y, entre lágrimas, me ayudó con la oración del pecador para recibir al Señor en mi vida. En el preciso instante que acepté a Jesús en mi corazón, ¡el temor que había experimentado se apartó de mí inmediatamente y fue reemplazado con una completa paz que únicamente mi Salvador me podía dar! Le dejé un mensaje a Rob en su máquina de mensajes telefónicos diciéndole: “¡Soy una nueva criatura!” Cuando recibió mi mensaje dijo: “¡Ya era hora!”
“El que recibe su testimonio, éste atestigua que Dios es veraz.” –Juan 3:33.
Si deseas saber más acerca de cómo recibir al Jesús real en tu vida, haz clic en el siguiente enlace para aprender Cómo tener vida eterna. (www.4witness.org)
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.:EL TESTIMONIO PHILLIP Y CHERYL
Nací de padres convertidos a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Fui criado como mormón en un entorno no-mormón en la zona rural de Kansas. Esto representaba muchos desafíos, incluyendo la exclusión de la mayoría de las actividades en las que no participan los mormones. Fui entrenado profundamente en el “mantra” (repeticiones religiosas) de defender a la iglesia, sus doctrinas y a sus líderes, desde mucho antes que fuera bautizado a la edad de ocho años. Nunca me fue dada la oportunidad de comparar mis creencias con otras, o investigar otros puntos de vista. Me enseñaron a “saber” que estas cosas eran “ciertas,” porque este era el proceso de adoctrinamiento prescrito, al que los expertos en neurología y psicología se refieren como “lavado de cerebro” o “control mental.”
Fui bendecido con una mente inquisitiva y había leído todos los Libros Oficiales de la iglesia (Los cuatro libros mormones considerados como Escrituras) para el tiempo en que tenía doce años de edad. Para cuando tenía trece, comenzaron a aparecer grietas con respecto a la veracidad de lo que estaba leyendo y escuchando. Escribí una carta al Profeta de la iglesia pidiendo una clarificación con respecto a la posición racial de la iglesia en cuanto a los negros y el sacerdocio. La respuesta que recibí por parte de un asistente del Profeta, encendió una inquisición de por vida con respecto a la historia y doctrinas de la iglesia. Esto resultó en mi posición actual como un apóstata del mormonismo y fuerte defensor del cristianismo versus el mormonismo. La respuesta que recibí de la iglesia SUD resume el control que el liderazgo de la iglesia tiene sobre sus miembros. Se lee así:
“Tales son los misterios del Cielo. No debe cuestionar al Profeta de la Iglesia en tales asuntos ya que él es infalible. Usted pertenece a ‘la única iglesia verdadera sobre la faz de la tierra’ y debería estar suficientemente agradecido por esto. Tales dudas son el resultado de una falta de fe de parte suya. Ore por fortaleza y conocimiento adicional en tales asuntos para que pueda saber todas las cosas con seguridad de la verdad, como ha sido instruido.”
Esto se traduce como: ¡NO CUESTIONES!
Crecí en el mormonismo bajo el control de mis padres quienes eran miembros incondicionales de la iglesia. Sin embargo, me negué a ir en una misión porque mis preguntas nunca pudieron ser respondidas satisfactoriamente. Me mudé a Utah, me casé en el templo de Salt Lake City, estaba activo en mi Distrito y Estaca local, y tuve varias posiciones claves. Mi obispo me aconsejaba con frecuencia que orara con más fuerza y estudiara más para que no tuviera preguntas, especialmente aquellas que él no podía responder.
Siendo un joven recién casado, mi empleador me transfirió a Las Vegas. Comencé a investigar la historia local y a sus fundadores. Me enteré que los mormones descubrieron el lugar y que en la actualidad son propietarios de todos o algunos de los prostíbulos, casinos y otros establecimientos con máquinas de juegos. Mormones en prominencia tienen posiciones en el gobierno local y estatal, al igual que posiciones en la comisión de juegos. Aún cuando se me prohibía tomar bebidas que contuvieran cafeína, la iglesia era propietaria de todas las distribuidoras de Coca Cola en Nevada y Utah. Mientras trabajaba, vi a mi antiguo obispo de Salt Lake City y a otros mormones prominentes de Utah, envolverse en juegos, bebidas y otras actividades ilícitas mientras visitaban Las Vegas. Estaban realizando las mismas actividades contra las cuales acostumbraban predicar cuando vivía en Salt Lake City.
Fui ante mi Nuevo Obispo de las Vegas con mis preocupaciones. Realmente deseaba ser un buen miembro de la iglesia, pero tenía conflictos con sus doctrinas y aplicaciones irreconciliables. Al poco tiempo, recibí una citación de parte del alguacil del condado de Clark convocándome a una corte de la iglesia para evaluar las credenciales de mi membresía en la iglesia. Estaba siendo acusado de blasfemia. Había olvidado la lección número uno - ¡NO CUESTIONAR! Fui excomulgado en esa reunión a la que opté por no asistir, por recomendación de mi asesor. Como práctica usual de la iglesia, ellos notificaron a mi familia en Utah que yo había sido excomulgado. Entonces, mi familia sostuvo una reunión en la que decidieron desheredarme como miembro de la familia.
Años más tarde, después de perder a mi familia, a mi esposa y mi empleo por causa de la excomunión, volví a mis raíces en Kansas y conocí a Cheryl quien ahora es mi esposa. Cheryl era luterana. Lo único que ella conocía de la iglesia mormona era el Coro del Tabernáculo mormón, al cual disfrutaba ver en la televisión los domingos por la mañana. Quería conocer mi historia, así que le hablé acerca de mi vida en Utah y en el mormonismo. Habiendo vivido toda su vida a unas cuantas millas de su lugar de nacimiento, ella deseaba visitar Utah y ayudar a suavizar las tensiones con la familia que me había dejado de lado.
En lugar de desalentarse, estaba intrigada. Pensaba que la gente era amable y considerada, que tenía altos valores morales, y un aura que no podía entender. Las ciudades eran limpias y la gente bebía y fumaba menos que en el entorno del que ella venía. De modo que quiso que nos mudáramos a Utah.
Cuando alguien se muda a Utah, especialmente a Orem, UT (Family City, Estados Unidos), le preguntan de inmediato si es miembro de la iglesia. No necesitan adivinar a qué iglesia se refieren. Si no es miembro, se le anima a permitir la visita de misioneros mormones. Estar casado con una mujer maravillosa en esa etapa de mi vida era importante para mí, yo estaba determinado a no permitir que la religión arruinara las cosas nuevamente. De modo que consentí.
A Cheryl le agradaba la idea de las familias eternas y oía cosas tales como no tener que preocuparse nunca más por un divorcio. Ella ya había pasado por uno. Nos prometieron que viviríamos más, por nuestra adherencia a la Palabra de Sabiduría, etc.
En un año, fuimos bautizados en la iglesia mormona. Para mí, era la segunda vez. Tuvimos que esperar un año, porque la iglesia necesitaba tener tiempo para investigar las razones de mi excomunión. Durante el tiempo provisional, fue dolorosamente necesario denigrarme ante los líderes de la iglesia, de la Estaca local, del Distrito y de la ciudad de Salt Lake. Las bendiciones eternas que perdimos por la excomunión necesitaban ser restauradas, por lo que eran necesarias varias entrevistas personales y vergonzosas que reflejaran mi completo compromiso hacia la iglesia para poder ser reincorporado. Una vez que esto sucedió, fue necesario esperar un año más, antes de poder ser sellados en el templo ‘por el tiempo y por la eternidad.’
¡Voila! ¡Mi familia me amaba nuevamente! Mi hermano y mis hermanas me trataban como si nunca hubiera sido rechazado y todas las relaciones fueron renovadas automáticamente. Debo admitirlo, tener nuevamente a mi familia, se sentía muy bien. Estuve completamente activo en la iglesia, y en un tiempo, Cheryl y yo juntos teníamos nueve posiciones de responsabilidad en nuestro Distrito y Estaca.
Durante mi permanencia como maestro de Escuela Dominical para niños de diez años de edad, asistí a un Tiempo para Compartir con mi clase. Durante el procedimiento, se les pidió a los niños que se pusieran de pie y saludaran con sus Escrituras, gritando “Poder de las Escrituras.” Todas mis interrogantes con respecto a la iglesia volvieron como un destello. Me dio de inmediato un dolor de cabeza y me disculpé para irme a casa. Cuando llegó Cheryl, ella quería saber por qué me había ido con tanta prisa sin quedarme para la reunión del Sacramento. Le dije que la última vez que vi algo parecido al saludo de la Escritura, fue en las películas en blanco y negro del Movimiento de las Juventudes de Hitler.
Continué yendo a la iglesia con ella y los niños, pero llevaba conmigo una libreta de apuntes amarilla y dibujaba una línea en medio de la página, escribiendo “Cristo” en la parte superior de una mitad, y “José Smith” en la parte superior de la otra. Llevaría la cuenta de acuerdo a lo que escuchara en las reuniones. Jesús siempre perdía por alrededor de 20 a 1.
Cheryl y yo discutimos por la iglesia. Le compré un pequeño negocio de correos y fotocopias para tenerla fuera de casa, y yo me iba a trabajar. Como investigador privado de profesión, sabía cómo investigar. Por los siguientes cinco años, cada momento disponible, lo utilizaba investigando a la iglesia, su historia, sus líderes, y sus doctrinas. El Internet era una herramienta fantástica de información que nunca antes había estado disponible. Reuní suficiente valor y conocimiento en cinco años para confrontar a Cheryl con mis hallazgos. Una noche antes de dormirnos, me arrodillé a un lado de la cama, la tomé de la mano y le dije
“Cariño, tú sabes que te amo más que a nada en este mundo. Tengo algo que decirte.”
Ella pensó que le iba a confesar un romance y más tarde me dijo que hubiera deseado que lo hiciera. Le hablé de la investigación que había estado realizando y los resultados que encontré. Le dije que la iglesia no era lo que afirmaba ser, y que José Smith era un mentiroso, pedófilo, polígamo, bígamo, asesino y miembro del ocultismo. Ciertamente, no fue un mártir. Luego le expliqué que los líderes de la iglesia en la actualidad disponían de la misma información, pero continuaban explotando a sus miembros por ganancias económicas.
Un año y medio más tarde, después de miles de argumentos y discusiones hasta altas horas de la noche, y mucha oración, Cheryl finalmente entendió por lo que estaba yo atravesando. Para poder aceptar el mormonismo como un fraude, el “dios” al que había orado por sabiduría y fortaleza, por mi familia, por seguridad, por sanidad – ¡ese “dios” debía morir! Tuve que llegar a entender que el “dios” del mormonismo era un “dios” falso. No era una tarea fácil. Sería necesario para mí procesar este trauma, primeramente, negando la existencia de cualquier “dios.” Conozco a muchos que se van de la iglesia después de mucho estudio y oración, que han experimentado los mismos sentimientos. Gradualmente, el sentido común se abrió paso cuando comencé a percatarme de que el “dios” mormón era simplemente un hombre exaltado, no el Supremo e Increado Dios de la Biblia— ¡este “dios” falso del mormonismo tenía que dejar de existir!
Cheryl se dio cuenta de que mis emociones y mi lógica estaban en conflicto con lo que me había sido enseñado toda mi vida y lo que ahora estaba aprendiendo al estudiar de fuentes de información ajenas a la iglesia. ¡Sentía que la iglesia se había mezclado con mi alma y había contaminado mi mente! Yo no era ingenuo. Yo no era un individuo ignorante. No era inculto. ¿Cómo pude permitir que me sucediera esto?
Yo era entrenador de baseball de la secundaria en la localidad. Uno de mis jugadores era hijo de un pastor de una pequeña iglesia evangélica. Cheryl lo llamó para preguntarle cuando eran los servicios. Asistimos el domingo siguiente y nos sentamos en la última fila vestidos como mormones. Era fácil darse cuenta que éramos nuevos, cuando unas doscientas personas estaban delante de nosotros vestidas con pantalones cortos, tops sin mangas, sandalias, y jeans, llevando refrescos y café. ¡Nunca hubiésemos podido asistir a una iglesia mormona vestidos de ese modo!
Luego comenzó la música – batería, guitarras, piano electrónico. ¡Wow! No se parecía en nada a la música de funeral a la que estábamos acostumbrados. Entonces las letras de las canciones fueron proyectadas en la pared. “Dios Es Un Dios Asombroso.” Mis ojos se llenaron de lágrimas. Después de escuchar muchas canciones más, que sólo intensificaban lo que estaba sintiendo, el pastor se puso de pie y cruzó su mirada con la mía diciendo: “…no es la religión lo que cuenta, sino tu relación con Cristo...” Cheryl aún me recuerda codeándola en el costado, diciéndole con la mirada: “Te lo dije.”
Fuimos amorosamente aceptados en aquella pequeña agrupación cristiana. Pronto me pidieron que diera clases de mormonismo vs. cristianismo. Logramos sacar docenas de personas del mormonismo y ayudamos a las familias que han perdido miembros en la iglesia SUD.
Cuando mi hijo menor fue designado a la Academia de la Fuerza Aérea en Colorado Springs, tuvimos la oportunidad de mudarnos de lo que los mormones consideran “El País de Dios” (esto es, Utah). Desde ese tiempo, hemos dedicado nuestras vidas a ayudar a los mormones en transición al cristianismo, y a enseñar a pastores cristianos y congregaciones, grupos pequeños y clases de escuela dominical acerca del tema de lo que sucede “dentro del mormonismo.” Además hemos hablado para Focus on the Family (Enfoque a la Familia) y para otras organizaciones globales de ministerio, y hemos sido bien recibidos donde sea que hemos ido.
Estuve involucrado con la iglesia mormona como un miembro activo, asistente al templo, por 50 años. Cheryl estuvo involucrada por 15 años. Fue más fácil para ella dejar el mormonismo, porque había crecido en una iglesia luterana y sabía quién era Jesús. Ella había ignorado simplemente al “dios” mormón, quien ha sido reemplazado en su mente por el Jesús con el que creció. Había adoptado el mormonismo por razones obvias: altos principios morales, valores familiares, vida limpia, familias eternas, aceptación social, etc. La doctrina de la iglesia era secundaria.
Por otro lado, siempre intenté vivir mi religión aún cuando tenía dudas con respecto a esta. Recuerdo que mis continuas oraciones desde mi juventud eran por sabiduría y la capacidad de discernir el bien del mal. Establecer una relación con Jesucristo ha sido un largo viaje en mi vida y no sucedió en un destello ni con un tronar. Creo que mis esfuerzos por encontrar la verdad finalmente me capacitaron para verla.
Asistí a la iglesia SUD todos los domingos durante toda mi juventud hasta que un domingo, siendo estudiante del último año de secundaria, mi novia me pidió que asistiera con ella a la iglesia presbiteriana. Recuerdo muy distintivamente el servicio de ese día, ya que la vida de Jesús estaba siendo predicada desde el púlpito. Era algo diferente a lo que estaba acostumbrado a oír en la iglesia SUD, y vino sobre mí un sentimiento especial que nunca he olvidado por treinta años. Ese sentimiento regresó y lo reconocí como tal cuando asistí por primera vez a la pequeña iglesia evangélica Libre en Utah. Esa fue para mí la confirmación de que estaba haciendo lo correcto al salirme de la iglesia mormona. Reconocí la mano del Salvador ese día, en lo que me estaba sucediendo.
Ahora estoy completamente comprometido en ayudar a los miembros de la iglesia SUD a responder preguntas que tienen con respecto a su fe y cómo pueden ellos establecer una relación con Jesucristo— esta relación ha sido prohibida por una de las autoridades de la iglesia SUD, Bruce R. McConkie, en un discurso a la audiencia devocional de BYU en 1987. Sin embargo, ¡de eso se trata el cristianismo, de una relación con Jesucristo!
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.:TESTIMONIO DE CHUCK - El relato de un SUD, digno de ser leído…
Mi esposa y yo fuimos miembros de toda la vida de la Iglesia mormona. Ambos nacimos y crecimos con las comodidades y los valores de la filosofía mormona. Yo obtuve el rango de Águila Exploradora en el programa de exploradores de los SUD. Serví como misionero a los navajo-americanos nativos en su reserva ubicada en la parte suroeste de los Estados Unidos. Fue ahí cuando comencé a cuestionar seriamente cuál era mi propósito para la iglesia...perdón, para Dios, aquí entre esta gente. Mi esposa fue a la universidad con una beca de voleibol, mientras yo estaba ausente sirviendo al Señor. Cuando regresé a mi hogar después de una honorable misión, conocí a mi esposa en un baile para jóvenes patrocinado por la Iglesia. Pronto nos enamoramos y nos casamos entre 6 y 9 meses después de haber regresado de mi misión. Fuimos sellados como marido y mujer en el Templo de Seattle para siempre y por la eternidad. No transcurrió mucho tiempo cuando comenzamos a formar una familia propia con 5 hijos. Éramos el ejemplo perfecto de la familia perfecta que seguía el curso perfecto hacia la felicidad eterna y las recompensas divinas que nos esperaban. Éramos admirados por los miembros de la jurisdicción e irradiábamos el amor y la dedicación que se esperaba de cada familia mormona en la Iglesia. Cada uno de nuestros familiares era igualmente respetado y admirado en los círculos de la comunidad de la Iglesia, por su dedicación y diligencia prioritaria en el evangelio. Ambos proveníamos de familias mormonas grandes y encajábamos perfectamente en el perfil mormón. Éramos el ejemplo perfecto de cómo una familia mormona debía parecer, actuar y ser. Esto era lo único que conocíamos, ya que era nuestro modo de vida.
Mi padre fue un obispo, el padre de mi esposa sirvió como Presidente regional de la sucursal de Pacific Islander Samoan. Ambas familias no dudaban en observar y obedecer todas las enseñanzas mormonas al establecer rutinas firmes con una fe inquebrantable. Cada lunes por la noche llevábamos acabo nuestras veladas semanales como familia en el hogar. En nuestro hogar era obligatorio estar presente para la hora de la cena. Nos arrodillábamos para orar como familia, discutíamos abiertamente los principios de la Iglesia y su historia. Cuando se presentaba la oportunidad, compartíamos nuestro testimonio y fe con los que no eran miembros, amando al invitado curioso en nuestro hogar para que tuviera una muestra de la vida familiar mormona. Siempre participábamos activamente en las enseñanzas de clases dominicales, asistíamos a todas las noches comunales, se esperaba que asistiéramos a los seminarios matutinos por cuatro años, a las 6:00 a.m. antes de la escuela, acudíamos a todas las excursiones del templo, campamentos del distrito, participábamos en los deportes auspiciados por la iglesia, exploraciones, actividades comunitarias, comidas del distrito, obras de teatro y presentaciones, devocionales, enseñanzas y visitas a los hogares...la lista continúa y continúa. Hacíamos todo sin hacer preguntas, con una dedicación total por la Iglesia y la edificación del Reino de Dios. No ni se ni cómo encuentra uno tiempo para tan siquiera pensar.
Como ratones que giran en su carrusel, nos unimos a la manada en un frenesí insensato de una mayordomía asignada. Quizá, el plan final de la Iglesia es mantener a todos tan ocupados que no tienen tiempo para pensar en lo que están haciendo. Como mormones, simplemente lo hacíamos porque todos los demás también lo hacían, y nos decía que eso era lo correcto si queríamos hacernos como Dios, y así obtener lo que Él obtuvo. (Si no hacíamos las cosas igual o mejor que las otras personas que nos observaban, era posible que no alcanzáramos la plenitud de la gloria de Dios, ni recibiéramos la totalidad de sus bendiciones). Estábamos demasiados ocupados, al igual que todos los demás, como para darnos cuenta de que el mismo temor, silencioso e interno, estaba también en la mente de todos los demás. La salvación eterna de nuestra familia dependía de nuestra habilidad para realizar y cumplir con todas las obligaciones requeridas y esperadas por la Iglesia...perdón, quiero decir, por Dios. Así que todos seguimos adelante, mostrando aquellos rostros domingueros que escondían nuestros verdaderos sentimientos de desgaste, dando demasiado de nosotros en los llamados al servicio y comprometiendo demasiado tiempo adicional que, eventualmente, nos llevaría a una locura absurda. ¿Es este el verdadero plan de Dios para la felicidad? Hmmm.
Conforme transcurren los años, el pensamiento común es cimentado en todas las abejas obreras mormonas, de llevar a cabo la gloria de Dios, edificar su iglesia, y el establecimiento de Sion. ¡Imagínense! Éramos parte de esta aventura gloriosa, y a cambio, teníamos asegurados un lugar en la eternidad con nuestras familias y seres queridos. No era un mal trato, ¿cierto? Cuán bendecidos éramos con tal de que no cuestionáramos nada, ni desafiáramos la historia de la Iglesia o sus inicios. Después de todo, hubiera sido perjudicial para el establecimiento de Dios si se hubiera expuesto como mentira algo que se enseñaba como verdad. Cuán afortunados éramos de tener vivo a un Profeta de los Últimos Días para guiar y dirigir los asuntos de la iglesia y explicar mejor los misterios del Reino. Si hacemos las cosas como se nos indica, nuestro lugar en el Reino celestial está asegurado. Las eternidades serán un lugar de paz, gozo, y la seguridad de estar con nuestras familias y nuestros seres queridos. Qué hermoso. ¿Quieren escuchar alguna canción en especial?
Y resultó que, después de admitir personalmente que algo está mal con la Iglesia, con sus inicios y con la misma naturaleza de su auto-proclamada supremacía y autoridad sobre la tierra, oficialmente renunciamos y quitamos nuestros nombres de los archivos de la Iglesia. Al optar voluntariamente por salir del programa de la Iglesia, no tuvimos que batallar más con la culpa de no cumplir con las expectativas de la “Iglesia.” No más diezmos obligatorios para ser admitido al templo para recibir las bendiciones de Dios; no hay dinero...no hay bendiciones eternas, amigos. No más culpabilidad por no aceptar los llamados a servir voluntariamente en el distrito local o revindicar y sostener una progresión constante para lograr el dominio religioso en la comunidad “para la gloria de Dios.” No más culpa. No más locura. Denme una galleta.
El sueño mormón es regar la tierra con Templos. Esto implicaría esparcir la tierra con múltiples Estacas y edificios Distritales/Casas de Reunión. Esto también significa esparcir aún más la tierra con autómatas de la religión mormona, que caminan, hablan y piensan de la misma manera...sin la capacidad de pensar en lo absoluto. Sí, entonces seríamos invadidos por miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días quienes absurdamente harían sonar sus trompetas con la historia de José Smith. ¡Caramba! Qué historia. Piensen en esto... ¿Por qué NUNCA se ha descubierto artefacto alguno que coincida con la historia del Libro de Mormón? Muy sencillo... ¡Nunca sucedió! No hubieron guerras gigantescas, ni civilizaciones enormes, nada de elefantes aquí, nada de nada. Esta es una verdad que no se puede esconder, pero los mormones no se detendrán para pensar en esto, ¿no es así? Se les enseña a los mormones de manera reiterada y continua a decir una y otra vez que si ellos tan sólo creen y siguen al profeta, no tienen necesidad de pensar, puesto que ya fue realizado por ellos. Verán, ya que se enseña y se cree que Cristo es la cabeza de la Iglesia, nadie jamás cuestionará o desafiará abiertamente al Profeta actual, a la historia de la Iglesia, o la autoridad que él ejerce para tutelar, guiar y dirigir los asuntos de la Iglesia. El profeta obtiene su autoridad y dirección de Cristo, ¿no es así? Ahora, tomen asiento para leer lo que sigue.
Desde que nos salimos de la iglesia mormona, ambos, al igual que nuestros hijos, hemos experimentado una sensación de paz y calma en nuestras almas. En serio, una gran calma y paz mental. Es difícil explicar el alivio que ahora sentimos, excepto a decir que entendemos que la verdad si brinda paz y gozo. Ahora tenemos un propósito divino dentro de nuestras creencias religiosas. La palabra “ministerio” ha cobrado un significado completamente nuevo y emocionante. El servir a otros con gozo ahora brota del corazón. Las enseñanzas de Cristo y de los apóstoles bíblicos ahora tienen más sentido para nosotros. Ya no usamos alguna publicación mormona o algún libro doctrinal para resolver alguna pregunta confusa con respecto al evangelio. ¿Por qué? Nuevamente, la respuesta es sencilla. Fue la fe mormona la que confundió el propósito del evangelio y preparó la doctrina para un banquete de conceptos nuevos e ideas nuevas que no se encuentran por ningún lado en toda la extensión de las escrituras bíblicas. Fue la fe mormona y sus enseñanzas las que complicaron un evangelio que no era complicado. Fueron las enseñanzas mormonas que frustraron el propósito de Cristo para nuestras vidas y han revuelto su mensaje para la humanidad. Es a causa de las enseñanzas de la fe mormona que se han requerido mayores explicaciones de los principios, ritos y la autoridad, que hacen necesario que animen continuamente a las personas a suscribirse a sus publicaciones, para actualizarse con las profecías más recientes, y continuar con ese adoctrinamiento doctrinal. Un mormón es inundado con una dirección que es desafortunadamente, interpretada como el verdadero evangelio, en lugar de un hecho del evangelio auténtico.
Siendo miembros de la iglesia mormona, en la primaria y la escuela dominical se enseña desde la niñez, por medio de lecciones y canciones pegadizas, que la palabra de los siervos del Señor es igual como si Dios mismo te estuviera hablando. Sus escrituras dicen que la voz de Dios y la de sus siervos es la misma. Por eso, si una “Autoridad General” de la Iglesia mormona escribe un libro, ofrece una charla maravillosa, o prescribe abiertamente una solución espiritual para los problemas de la vida, esto en realidad es tomado como “escritura nueva”. Todos levantamos nuestras manos hacia el estrado en un voto de confianza para apoyar al Profeta actual y a las autoridades que enseñan, guían y dirigen la historia y el curso de la Iglesia. Como resultado, debemos hacer lo que ellos dicen. Si no, no tan sólo los hemos rechazado a ellos y a su palabra, sino que ahora hemos rechazado a Dios. Ellos hablan de parte de Dios, ¿lo recuerdan? Este es un mensaje muy poderoso abiertamente aceptado por todos los Santos de los Últimos Días. Incluso el simple término de “Autoridad General” es atemorizante por sí sólo. Por cierto, un Santo de los Últimos Días somete voluntariamente su progreso eterno a una autoridad terrenal. Imaginen esto, nosotros colocamos voluntariamente nuestro destino eterno en las manos de una autoridad terrenal que nunca será cuestionada, que casi siempre habla por medio de guiones e historias memorizadas, mezcladas con Escrituras. El someter el espíritu para confiar en alguien, tan sólo por su categoría y posición aquí en la tierra, debería presentar varias señales de alarma...sin embargo, no es así en la mente de un SUD. Suelten a los ratones y déjenlos correr. Oh, pero ya he mencionado eso, ¿no es así? ¡Entonces corran más rápido!
La Iglesia mormona primitiva está repleta de representaciones falsas y equivocadas, además de verdades parciales erróneas en cuanto a sus inicios. Las “Autoridades” continuamente vuelven a escribir su historia y con elocuencia refinan su origen y naturaleza a una perfecta imperfección. Como con el vino, la historia que se vuelve a narrar, sólo mejora con los años, y es filtrada una y otra vez. La historia de la Iglesia ha sido untada con demasiada mantequilla y muy endulzada para aumentar su credibilidad. Quizás, esto se hizo para calmar toda preocupación y para reasegurar a los miembros que Dios ha restaurado su verdadero evangelio a través de los Profetas de los Últimos Días, aunque usted no lo crea (¡guiño!). ¿Quiénes somos nosotros para cuestionar la autoridad de Dios o de sus siervos acerca de estos asuntos? Si usted valora su gloria eterna, orará más acerca de las verdades tal como le fueron explicadas. Por favor, ore hasta que Dios le diga que todo es verdad, ¿entendido? Como misionero, este era el mensaje de orar repetidamente por la respuesta con la que yo quería que ellos estuvieran de acuerdo...quiero decir, una confirmación espiritual de que lo que estoy diciendo es la verdad, que se utiliza continuamente para persuadir a las multitudes. Si no obtiene la respuesta que yo quería, entonces todavía no lo ha obtenido. Por favor, ayune y ore hasta que esté de acuerdo con el Señor o sus siervos, ya que son lo mismo. ¡Piensen en esto amigos! Este es un juego mental espeluznante en una situación religiosa. Que miedo...
De hecho, lo mismo sucede si alguna vez uno profundiza acerca de alguna pregunta seria histórica o incluso una pregunta eterna. Suponiendo que usted hizo su tarea y planteó una pregunta sobre algún punto del evangelio mormón como es enseñado, pidiendo una referencia escritural y explicación, sin usar NINGUNA de las obras mormonas que se usan normalmente, usted encontrará que muchos puntos no están claramente definidos en respuestas bíblicas que se relacionan con la doctrina mormona. ¿Por qué? La respuesta es sencilla. Nunca hubo la intención de que fuera interpretada de tal forma. Sin embargo, puesto que la Iglesia mormona se jacta de tener todas las respuestas a todo lo que se pueda imaginar, usted encontrará una respuesta en alguna publicación, o plática por alguna Autoridad General en cuanto a dichos asuntos. Se dan las respuestas por medio de profecías actuales...mezcladas con escrituras. ¡Exactamente aquello contra lo cual se le ADVIERTE en la ceremonia del Templo! Se nos dijo que un mormón no debe perder su tiempo con hechos históricos que no sean honrados por la Iglesia, o preocuparse excesivamente con preguntas místicas ya que el Señor revelará todo a su debido tiempo. A lo mejor el Profeta debería pedirle a Dios, de una vez por todas, que le dé todas las respuestas verdaderas. Bueno, pero quizá desde el inicio nunca hubo una pregunta, hasta que la filosofía mormona revolvió al evangelio de Cristo tan gravemente...que necesitó una explicación. ¡Trate de explicar eso! Por favor, reconozcan que el evangelio de Cristo tuvo el propósito de servir al hombre, y los hombres para servir los unos a los otros. Desenreden sus mentes si pueden, y dense cuenta que Dios nunca fue el autor de confusión. Su mensaje es sencillo. Es por el hombre que este mensaje se ha vuelto exagerado y tan complejo. No necesitas un millar de libros de doctrina mormona para entender lo que Dios quiere de ti. Cristo habló de manera sencilla, y así también lo hicieron sus apóstoles.
El truco en el juego de la religión mormona es finalmente evitar los hechos históricos con respecto a José Smith y los hechos con respecto a los primeros inicios de la Iglesia, quienes eran realmente los jugadores principales quienes sacaron a la luz el Libro de Mormón, y los asuntos verdaderamente problemáticos dentro de la Iglesia hoy en día. Esto se logra al estar re-enfocando continuamente la atención en el “sueño eterno.” Vendiendo a las multitudes la idea de lograr la Divinidad de Dios y el avance de su gloria eterna. Se nos exhorta a mirar hacia adelante, hacia el futuro que Dios nos ofrece y descartar al pasado errado por los hombres. Al volver a escribir la doctrina de la Iglesia, mezclada con Escrituras, ellos pueden persuadir astutamente a las multitudes SI es que las promesas de gozo eterno, de que la familia será guardada para siempre, y el ofrecimiento de esperanza a sus amigos y parientes, son lo suficientemente convincentes. La iglesia mormona ha hecho un buen trabajo en venderse. Para colmo, ellos necesitan declarar ser la “Autoridad” en tales asuntos religiosos y hablar de parte de Dios. Nuevamente, la iglesia mormona le ha sacado provecho a esto también. Ahora, bajo la “instrucción de Dios,” ellos mandan que todo miembro pague completamente su diezmo, cueste lo que cueste, para poder obtener una recomendación del templo y obtener más instrucciones para poder lograr un lugar en la eternidad. “¡Si no compran sus boletos, no lograrán ingresar amigos! ¿No me creen? Hagan la prueba”. Todos estos trucos han funcionado. La Iglesia ha logrado garantizarse ingresos substanciales vendiendo boletos para los ritos en su templo. ¡Cielos! ¿Por qué no pensé en esto antes? ¡Yo sería un rico!
Hermanos y hermanas en el evangelio de Cristo, por favor, sálganse del carrusel para ratones. Deténganse un minuto y miren a su alrededor. Lemas creativos como: “Las familias pueden vivir juntas par siempre,” pueden ser recitados una y otra vez hasta agotarse. Esto no significa que debe soportar tal frustración, abuso de tiempo y llegar casi a la locura para poder tenerlo. La iglesia mormona no tiene todos los “ases” en este juego. Es un tipo de juego mental “Jedi”. Le hacen creer que sólo debe tener su boleto al templo para lograr la salvación eterna. Recuerde, Cristo fue el que de veras nos ha mostrado todo el camino al gozo, a la paz, al amor y la felicidad. Cristo nos enseña a cómo ser felices como familia, como comunidad y como nación. Han sido las intenciones indulgentes propias del hombre las que han distorsionado y continúan confundiendo el mensaje sencillo del Señor, para su propio beneficio y dominación religiosa. Esto se observa muy seguido. Encienda su televisor y observe cómo estos tipos lo hacen. Hay poder en la posición. No es de maravillarse que los mormones deseen posicionarse globalmente como contendientes por la fe. Cristo desea almas, mientras que los hombres quieren Autoridad y Control, Poder y Dominio. Entonces, por favor, deténgase. Piense.
¿Quién está en lo correcto? ¿Cristo o la Iglesia mormona? Debe escoger a quién servir. El asunto es que usted sí tiene una opción. Nosotros elegimos ser libres de la culpabilidad. Elegimos gozo para nuestra familia. Elegimos entender lo que en verdad significa el servir a otros. El amor de Cristo era por la gente. Él verdaderamente nos amó y soportó las garras de la muerte por nuestro beneficio. Usted debe aprender a confiar en Él, y amarle nuevamente. La Iglesia mormona está enseñando justamente aquello que ellos mismos advierten que usted debe desconfiar. El problema es que se hace de una manera tan astuta, y se enseña de una manera tan elocuente, que necesita tomar la elección de dar un paso hacía atrás, para que vea por si mismo aquello que está mal en el panorama. Hágase a un lado y suelte a los ratones. Mire hacia arriba y pregunte si Dios fue el autor de tal confusión y opresión. No, no lo es. Le urjo a que salve su vida y al linaje de su familia. Salga de allí mientras aún tenga una mente que le permita hacerlo.
En el nombre de Jesús. Sean bendecidos.
Atentamente, Chuck
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